Nicomedes era un joven diletante, hijo único en una familia distinguida de la capital, que malgastaba su vida y su salud en ocio, vicios y excesos. En un giro de las circunstancias su familia cayó en desgracia, siendo sus padres encarcelados y desposeídos de todos sus bienes. Nicomedes se vio en la calle de la noche a la mañana, lo que hubiera supuesto su fin de no ser porque de pequeño le habían sido detectado actitudes innatas para la magia con especial afinidad hacia la naturaleza, los animales y las plantas, lo que le permitió el acceso a la escuela de brujería.
Recién terminados sus estudios sin pena ni gloria, Nicomedes se ve otra vez en la calle y decide invertir sus escasas posesiones en reclutar un grupo de aventureros y dirigirse hacia las antiguas y heladas ruinas de Frostgrave para tratar de recuperar su fortuna y el estatus perdido.
Acompañado por su aprendiz Khadija y una banda mixta de ladrones y arqueros intentarán encontrar fortuna en las calles de la ciudad helada.
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